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Claudia Sheinbaum ha tomado nota del hecho de que el pleno de la Corte Suprema no esperó a que ella tuviera la constancia de presidente electa para felicitarla. Este gesto calculado por Norma Piña buscó dejar atrás la controversia de su reciente cena con Alejandro Moreno Cárdenas, líder del PRI, días antes de las elecciones.
Ante este contexto, la futura presidenta ha decidido que Arturo Zaldívar no será su interlocutor con el Poder Judicial ni su consejero jurídico, cargo que no puede ocupar debido a su reciente desempeño en la Corte. En su lugar, Zaldívar se encargará de elaborar programas y proyectos para mejorar el funcionamiento de los tribunales en su conjunto. “Le crearemos una Comisión para la Reforma del Poder Judicial, o algo similar”, afirman desde el equipo de Sheinbaum.
Zaldívar tiene un enfrentamiento abierto con Piña, quien lo investiga por presuntas presiones a jueces y magistrados para que resuelvan casos a favor del Gobierno. Retirarlo del tablero es un paso inicial para generar una convivencia estable.
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Esta relación entre el nuevo gobierno y la Corte es crucial para comprender la viabilidad del Plan C. Básicamente, se trata de entender si Sheinbaum abordará cuestiones delicadas, como la propuesta de que los jueces de la Corte sean elegidos por voto popular.
En esta interlocución, el ministro Javier Laynez jugará un papel importante. Laynez, que es escuchado por Piña, también tiene vínculos con el entorno de Sheinbaum. A finales de mayo, Laynez enfatizó la importancia de que los jueces sean seleccionados exclusivamente por su mérito académico, profesional y ético para garantizar su independencia. Durante una sesión solemne conjunta de la Corte y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), el ministro destacó que este sistema es crucial para asegurar la neutralidad de los jueces frente a todas las partes, incluyendo los poderes constituidos y fácticos.
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El papel de Laynez en este contexto es significativo, ya que su enfoque en la selección basada en méritos puede ayudar a mantener la independencia del Poder Judicial mientras se navega por las complejidades del Plan C de Sheinbaum.
Sheinbaum y su equipo están enfocados en crear un entorno de trabajo colaborativo con la Corte, asegurando que las reformas judiciales necesarias se implementen de manera efectiva y sin conflictos innecesarios. Esta estrategia no solo busca mejorar el sistema judicial, sino también fortalecer la relación entre el Ejecutivo y el Judicial.
En conclusión, la decisión de Sheinbaum de alejar a Zaldívar del cabildeo judicial y asignarle un rol técnico es un movimiento estratégico para garantizar una convivencia pacífica con la Corte Suprema. Con la colaboración de ministros como Laynez, el nuevo gobierno espera implementar reformas que aseguren la independencia y efectividad del Poder Judicial, allanando el camino para un Plan C exitoso.
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