Nuestras Plumas
#AsídeClaro
David Martínez Staines
En el presente año el papel del Senado tendrá que activarse, porque muchas decisiones que asuma el país frente a su vecino del norte tendrán que pasar por el Senado. Lastimosamente no será una oportunidad para el debate de fondo y para la aportación diplomática, sino que se limitará a pronunciamientos y a votar conforme le indique el gobierno federal. Los retos de México frente al nuevo gobierno de Donald Trump deberían tener en el Senado mexicano a una de sus principales fortalezas, pero tal parece que a los senadores morenistas, que ostentan el poder en la Cámara alta, no les interesa activar sus facultades constitucionales para impulsar la diplomacia parlamentaria y atenuar los embates del Trump.
Hasta el momento, el Senado parece extraviado, como si enero fuera un periodo de vacaciones y no un lapso para el trabajo de sus comisiones ordinarias. Corren los días y en el Senado, que tiene una infraestructura de diplomacia parlamentaria construida a lo largo de décadas, no ha asomado la cabeza para tender puentes con sus pares estadunidenses para abrir diálogos que permitan entendimiento en beneficio de ambas naciones. Las vacaciones son primero.
Pero, sin duda, conforme corra el año, el papel del Senado tendrá que activarse, porque muchas decisiones que asuma el país frente a su vecino del norte tendrán que pasar por el Senado. Lastimosamente no será una oportunidad para el debate de fondo y para la aportación diplomática, sino que se limitará a pronunciamientos y a votar conforme le indique el gobierno federal.
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2025 en el terreno legislativo no tendrá mayores cambios. Veremos la aplanadora ciega y sorda del oficialismo. Veremos a los legisladores federales arropar a sus impresentables, como lo han hecho en varias ocasiones con el gobernador sinaloense Rubén Rocha Moya, repudiado por el pueblo sinaloense, y como antes lo hicieron con otros como Cuitláhuac García, exgobernador de Veracruz.
Hoy pareciera que hay una decisión de proceder en contra del exgobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, hoy diputado federal morenista, porque la exhibida de sus corruptelas y la presentación de denuncias en su contra no dejan lugar a dudas del cochinero que fue su gobierno, pero no hay seguridad de que se proceda penalmente contra él; hay más certezas de que quedará en la impunidad.
Por supuesto que los pleitos entre oficialistas y oposición se mantendrán, mucho más en el Senado que en la Cámara de Diputados, como ocurrió el año pasado y veremos diversas esgrimas verbales, gritos y conatos de golpes, porque las diferencias acumuladas crecen de manera constante.
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También será un año de decenas de reformas secundarias para darle cuerpo a los 15 cambios constitucionales del año pasado, sin seguridad alguna de que en ellas se preserven los avances reales que en materia de regulación, derecho a la información y a la protección de datos personales se tuvieron en la última década. Todo esto es parte del trabajo cotidiano del Poder Legislativo federal, pero esta vez estará aderezado con las incontenibles ansias que ya muestran diversos legisladores federales por convertirse en gobernadores de sus estados, a pesar de que faltan dos años para que se cambie el gobierno, en Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
Por parte del oficialismo, los nombres que ya se mencionan de manera tempranera para saltar a una gubernatura son los de Andrea Chávez, de Chihuahua; Verónica Díaz, Saúl Monreal y Geovanna Bañuelos, de Zacatecas; Beatriz Mojica y Félix Salgado, de Guerrero; Julieta Ramírez, de Baja California; Margarita Valdez, de Durango; Waldo Fernández, de Nuevo León; Ruth González, de San Luis Potosí; Ana Lilia Rivera, de Tlaxcala, y Ana Karen Hernández, de Colima.
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Y por parte de la oposición, al panista de Chihuahua, Mario Vázquez; los queretanos Guadalupe Murguía y Agustín Dorantes; así como las priistas Claudia Anaya, de Zacatecas; Anabell Ávalos, de Tlaxcala y Mely Romero, de Colima.
Sí, es muy, muy temprano para eso. Además, tendrá que aplicarse la alternancia de género y donde hoy gobiernan mujeres tendrán que ser candidatos hombres y donde gobiernan hombres tendrán que ser candidatas mujeres… salvo que los afanes políticos en el oficialismo se impongan a sus propios cambios constitucionales.
Senado