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Rubén Rocha, gobernador de Sinaloa, ha vuelto al foco mediático tras semanas de baja exposición pública. Esta vez, el Wall Street Journal publicó un artículo que lo vincula nuevamente con grupos del narcotráfico.
El medio estadounidense, de gran influencia y acceso al entorno de Donald Trump, tituló su nota: “I’m Not a Criminal: The Mexican Politician Suspected of Being in Bed With Cartels”. Esto ha generado ruido justo cuando Rocha intenta definir su sucesión política.
El gobernador ha expresado su intención de apoyar al senador Enrique Inzunza como posible sucesor. Sin embargo, Inzunza enfrenta señalamientos por vínculos turbios y varios escándalos políticos.
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Además, el alcalde de Ahome, Gerardo Vargas, representa otro obstáculo. Tiene respaldo de figuras clave del morenismo capitalino, como el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, cercano a Claudia Sheinbaum.
Rocha, por su parte, parece seguir condicionado por los ecos del operativo que resultó en el secuestro y traslado del hijo de Ismael Zambada a Texas. Aunque el gobernador afirma haber superado esa polémica, aún mantiene reservas.
De hecho, ha pedido a su equipo evitar visitas a Estados Unidos. Busca así prevenir consecuencias legales derivadas de sus presuntos vínculos.
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A pesar de su aparente debilidad política, Rocha se mantiene en una posición estratégica. Su figura sigue conectada con actores poderosos como AMLO, Adán Augusto López, Ricardo Monreal y otros aliados clave.
La nota del WSJ llega en un momento clave, debilitando su plan de transición política y generando incertidumbre sobre el futuro político de Sinaloa.
Las repercusiones podrían extenderse a nivel nacional, considerando los lazos de Rocha dentro de Morena.
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