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Norma Piña, titular de la Corte Suprema, adopta una nueva postura respecto al gobierno de Claudia Sheinbaum. Desde la campaña, Piña evitó conflictos con la exjefa de gobierno, a pesar de que un periódico oficialista reveló su reunión con Alejandro Moreno Cárdenas.
La Corte no se pronunció contra la plataforma de Sheinbaum, aunque algunos miembros del tribunal lo sugerían. Piña no solo resistió durante la campaña, sino que felicitó a Sheinbaum pocas horas después de su triunfo, incluso sin la constancia del TRIFE.
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El gesto fue correspondido rápidamente: el equipo de Sheinbaum informó que Arturo Zaldívar no sería el enlace con la Corte, sino un asesor técnico para la reforma judicial, dadas las tensiones entre Piña y Zaldívar.
Piña ha mostrado otro gesto en favor del próximo gobierno. No quiere dialogar con líderes opositores, menos con Alito. Un sector político, devastado por los resultados del 2 de junio, espera que la Corte considere la sobrerrepresentación y retire diputados y senadores de la coalición oficialista para dárselos a PRI, PAN y MC.
Ayer, en Torreón, Sheinbaum fue consultada sobre la reforma judicial y su rapidez. Ante la pregunta de un periodista, respondió: «ya hablaremos de ese tema». El presidente López Obrador estaba cerca.
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La Corte espera que Sheinbaum gane tiempo con los foros sobre la reforma, pues preparan una contrapropuesta enfocada en un proceso de selección más estricto, mayor supervisión de la conducta de los jueces y mecanismos más directos para su remoción. Un paquete para profesionalizar la justicia y evitar que los jueces sean electos, como en algunas autocracias.
Este resultado sería funcional con la estrategia del presidente: apostar por los jueces electos por voto popular para terminar en un intermedio que reforme aspectos delicados.
La Corte también entiende que hay un interés común con el próximo gobierno en la reforma judicial: que la macroeconomía no se vea afectada y que México mantenga su grado de inversión en diciembre.
Sheinbaum