Nacional
Redacción
Política Gurú
En una reciente declaración, el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sorprendió al restar importancia a la violencia en México. Contrario a lo esperado, no convocó a su gabinete de seguridad. Esta omisión se da incluso tras el asesinato de dos políticos en Michoacán y un ataque armado en Chiapas.
A pesar de los recientes actos de violencia, López Obrador, en una conferencia, aseguró que no ve motivos de alarma. Su administración ha sido criticada por esta percepción aparentemente desconectada de la realidad.
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Interrogado sobre la ausencia de reuniones de seguridad, el Presidente justificó su agenda apretada. Sin embargo, su respuesta parece ignorar la urgencia de abordar la creciente inseguridad.
López Obrador sugiere que la percepción de violencia se infla por «campañas mediáticas». Esta afirmación desvía la atención de las críticas legítimas hacia su gestión de la seguridad.
En defensa de su estrategia, el Presidente destacó reducciones en delitos como homicidio y robo. Aún así, su enfoque ha sido cuestionado por su efectividad para contrarrestar la violencia sistémica.
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Este enfoque minimizador ante la violencia despierta preocupaciones sobre la capacidad del gobierno para proteger a sus ciudadanos. La falta de acción inmediata y la retórica de desdén hacia la seguridad ponen en duda la prioridad del gobierno en esta área crítica.
AMLO
