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La salida de Tatiana Clouthier anunciada en la conferencia matutina de hoy jueves tiene efectos expansivos en el resto del staff que define la economía del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En Palacio Nacional aseguran que el secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O también quiere dejar el gabinete y que incluso habría una meta de llegada: la aprobación del Presupuesto a mediados de noviembre en la Cámara de Diputados.
La amenaza de una inminente renuncia de Ramírez de la O le mueve las fichas al tablero político de AMLO. Una de las candidatas para ocupar la Secretaría de Economía es Raquel Buenrostro, ahora al frente del SAT. Moverla de ese lugar, desde luego implicaría encontrar un reemplazo para un trabajo con el que López Obrador está conforme. Para ese puesto podría el Subsecretario de Ingresos, Juan Pablo De Botton, que se preparaba también para un eventual reemplazo de Ramírez de la O.
Y ahí es donde surge el conflicto, porque si AMLO hace ese movimiento, se quedaría sin candidato natural para ocupar la Secretaría de Hacienda. ¿Acaso por eso empezó a ganar notoriedad Carlos Torres, que esta misma mañana hizo una presentación de resultados de gobierno, que incluyeron reportes económicos? Sobre estos temas pensará López Obrador en las próximas horas.
Ramírez de la O viene herido porque la semana pasada intentó promover un candidato al BID y ni siquiera fue consultado por el presidente siendo que es el secretario de Hacienda quien tiene la representación oficial en el organismo multilateral. López Obrador anunció sin demasiados preámbulos a la embajadora en Chile, Alicia Bárcena.
Esa definición se monta sobre la histórica pelea de Ramírez de la O con el canciller Marcelo Ebrard, con quien tienen diferencias desde la administración de López Obrador en la Ciudad de México, entre 2000 y 2006. López Obrador apuró la nominación de Bárcena para zanjar una nueva disputa que se estaba generando con el Canciller, pero desde la huestes de su esposa Beatriz Gutiérrez: su tía Martha ya se auto-promocionaba para ese mismo puesto en el BID.
Otro elemento a considerar es el drama inflacionario: el presidente asimila que los planes de contención de la inflación no están funcionando y que la canasta básica que promueve el secretario para proteger productos elementales es, a finde cuentas, una medida demasiado suave. Para entender: el ala dura del gabinete quiere una presión total sobre las empresas y los supermercados a través de la Profeco, algo que Ramírez De la O no acepta.
En abril de este año hubo rumores muy fuertes sobre la salida del funcionario. Este habría pasado un mes en Europa arreglando cuestiones personales y el comentario en la Secretaría de Hacienda es que allí ya acordó una oferta laboral en Reino Unido.
Ramírez de la O, igual que su antecesor Arturo Herrera, nunca pudo influir ni remotamente en López Obrador. Nunca fue considerado al momento de designaciones en organismos clave como Banxico, CNBV, Pemex o Consar. Cargos que por naturaleza suelen estar bajo la órbita del secretario de Hacienda.
El estallido de las filtraciones de la Sedena también lo dejaron en una mala posición porque la vulnerabilidad en ciberseguridad del Gobierno está directamente atada a la austeridad que López Obrador impulsa pero que le toca a la Secretaría de Hacienda aplicar.
Ramírez de la O
