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Varios frentes se van a abrir rumbo a la interna de Morena, dos de ellos serán los debates (si tienen lugar, cómo, cuándo, con quién como moderador) y los respaldos prohibidos de legisladores, alcaldes o gobernadores. El tercer frente se trata de las entrevistas en medios, un roadshow llamado «Recorrido de los aspirantes», que sacará chispas.

Al pronunciar los puntos de acuerdo junto a las seis corcholatas (Adán Augusto López, Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Manuel Velasco y Gerardo Fernández Noroña), el gobernador Alfonso Durazo -en su calidad de presidente del Consejo Nacional de Morena- dijo que habrá una supuesta prohibición de asistir al algunos medios.  

«Evitarán los medios reaccionarios, conservadores, adversarios de la Cuarta Transformación y partidarios del viejo régimen», se lee en el documento que signaron los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena, pese a que este punto de inmediato causó polémica.

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Incluso Citlalli Hernández, secretaria general de Morena, abundó en las definiciones sobre las entrevistas que no deberán ofrecerse. «Me parece que son claros, pero seguramente lo discutiremos… Reforma, Latinus, personajes anti 4T y voceros de los oligarquía», dijo.

Según pudimos confirmar, no existe una lista negra de medios, sino algunos comunicadores que abiertamente han militado en contra del presidente López Obrador, con quienes se recomienda «abstenerse» como lo dicta el propio pacto que hicieron las corcholatas. 

«Abstenerse de realizar pactos con grupos de interés político, económico, mediático o delictivo», y no realizar gastos excesivos en publicidad, refiere el pacto. Sin embargo, como un golpe bajo la mesa, en el war room de Ebrard recibieron esto con suspicacia. Pues ya hablan de que la cúpula de Morena busca afectar su buena relación con medios opositores.

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No es una novedad la amistad del hasta este lunes canciller con periodistas anti-4T como Joaquín López-Dóriga, Ciro Gómez Leyva e incluso Carmen Aristegui. Basta recordar que el gobierno de Enrique Peña Nieto culpó a Ebrard Casaubón de estar detrás de la historia de la Casa Blanca por la persecución judicial en su contra por los problemas en la Línea 12.

El perfil conciliador ante la prensa lo construyó Marcelo Ebrard cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal, después de la invención de la mañanera que rompió el cerco mediático y la guerra de AMLO contra las televisoras, que hoy continúa en alguna medida con Jesús Ramírez Cuevas en Comunicación de Presidencia.

Además, en Palacio hay cierta reticencia por la relación de Marcelo con dos personajes clave en la comunicación en contra de la 4T. Para empezar, Roberto Madrazo, uno de los dueños y financiadores de Latinus; y segundo, Ricardo Salinas Pliego. El magnate de TV Azteca se lleva bien con todas las corcholatas (quizá pensando en el pago de impuestos en el próximo sexenio), pero sigue refiriéndose a Ramírez Cuevas como «Chucho del Bienestar».

Origen: Ebrard cree que la cúpula de Morena busca afectar su buena relación con medios opositores y descarta una lista de censura

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