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Diana Benítez

El Financiero

A días de críticas hacia su actitud y con la idea de que le ‘debe el cargo’, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó el 110° aniversario de la Marcha de la Lealtad, acto al que acudió Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), y el panista Santiago Creel, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.

Por primera vez, este acto se realizó en el Zócalo capitalino, y no en Chapultepec, punto de donde partió el expresidente Francisco I. Madero hacia Palacio Nacional.

La marcha comenzó en avenida Juárez, a donde López Obrador llegó a bordo de sus Jetta blanco, acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller.

Ahí ya le esperaban sus invitados, así que llegó a saludar.

Con la ministra Piña estrechó la mano de forma ligera, pues ella extendió la suya de forma muy recta; en tanto, con Creel sí hubo un apretón de manos, quizá para medir fuerzas, pues ambos políticos se han medido en las urnas.

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Se formaron en línea horizontal para caminar hacia el escenario.

López Obrador inmediatamente tomó la mano de su esposa y se colocó del lado izquierdo, donde también quedó el morenista Alejandro Armenta, presidente de la Mesa Directiva del Senado.

Al centro de la línea quedó Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, como barrera entre la pareja presidencial y Creel y Piña.

Sin embargo, Gutiérrez Müller inmediatamente inició plática con el general, incluso lo tomó ligeramente del brazo, así que a Creel no le quedó más que sonreír porque nadie le hacía plática, ni la ministra.

El acto inició con una representación teatral breve y, tras ésta, el Presidente descendió del escenario para abordar el jeep de la Sedena y comenzar la marcha.

Ni siquiera volteó a ver a sus invitados del Legislativo y Judicial, y fue el general Sandoval el que intercambió unas palabras con ellos.

Los dos autos de la Sedena avanzaron por Juárez hacia Madero, calle que es 100 por ciento peatonal, pero, por esta ocasión, se cerró al transeúnte y abrió para el tránsito de los vehículos oficiales.

Los locatarios del corredor Madero tuvieron que cerrar también, pese a que algunos de ellos tienen actividad usual desde las ocho de la mañana.

Atrás del jeep del Presidente seguía uno más con Piña y Creel, junto con Gutiérrez Müller, quien les iba haciendo plática en el trayecto.

En la marcha, uno de los caballos resbaló, pero fue levantado de forma rápida por el jinete del Colegio Militar.

Mientras tanto, en el Zócalo, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores y aspirante presidencial, aprovechó para corcholatear, pues saludó a los niños que acudieron como invitados y que estaban colocados en gradas, gritando con emoción; también repartió selfies a algunos adultos que también estaban ahí.

De forma similar, Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México y también corcholata presidencial, pero de lejitos, repartió escasos saludos.

Los autos oficiales llegaron hasta el frente de Palacio Nacional, donde se colocó el escenario.

Contrario a como sucedió durante el 105° aniversario de la Constitución, el pasado sábado, la ministra Piña sí aplaudió cuando nombraron al Presidente.

En ese acto, la nueva titular del Poder Judicial optó por quedarse sentada cuando el titular del Ejecutivo entró al Teatro de la República, y no se puso de pie como el resto de los integrantes del presídium.

Ayer, incluso saludó hasta de beso a Adán Augusto López y Rosa Icela Rodríguez, secretarios de Gobernación y Seguridad, respectivamente.

Origen: Frío encuentro del Presidente con Creel y Piña; apenas el saludo

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