Nacional
Redacción
Política Gurú
En los últimos meses de 2023, la violencia política en México ha encendido alarmas gubernamentales. Incidentes en Guerrero, Michoacán, CDMX y Tabasco, bajo el mando de Morena, impulsaron cambios en la seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador. La Secretaría de la Defensa recomendó evitar grandes multitudes. Este cambio comenzó cuando AMLO dejó los vuelos comerciales por jets privados del Ejército.
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En Palacio Nacional, figuras como Epigmenio Ibarra y Jesús Ramírez desean ver a López Obrador entre la gente en 2024. Ven esto crucial para la «batalla cultural». Sin embargo, la seguridad prevalece. Recientemente, AMLO mencionó evitar más contacto con la ciudadanía para esquivar a la prensa. Tras bambalinas, el general Luis Crescencio Sandoval expresa preocupación por posibles disturbios electorales.
En reuniones de seguridad, se admite que la táctica de «abrazos no balazos» ha fallado. AMLO ya no se siente cómodo discutiendo este tema. La reducción en delitos menores palidece ante el aumento de homicidios y desapariciones, superando cifras del gobierno de Felipe Calderón.
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El refuerzo de la seguridad presidencial es notable. Inició en abril de 2021, tras un incidente de seguridad en una conferencia matutina. Desde entonces, el ejército ha intensificado la protección presidencial. Los militares también retrasaron un viaje de AMLO a Badiraguato, Sinaloa, por posibles represalias tras la extradición de Ovidio Guzmán a EE. UU. Además, recientemente desaconsejaron su visita a Acapulco tras el desastre de Otis y mantuvieron en secreto un confuso suceso en un hospital de Cancún.
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