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En México, el actual proceso electoral ha emergido como el más violento en la historia reciente, alcanzando 386 incidentes con 501 víctimas hasta ahora. Se teme que este número se duplique a 600 hacia el final del periodo electoral. Hasta la fecha, el récord anterior era de 299 víctimas en 2020-2021.
Un informe reciente de Integralia indica que 15 estados enfrentan un alto riesgo de intervención criminal en sus comicios. Este análisis utiliza tanto datos oficiales como informes de partidos políticos. Se destacan estados como Guerrero y Michoacán, donde hasta el 80 % del territorio está bajo control o disputa de bandas criminales.
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Las estadísticas son alarmantes, particularmente en estados disputados donde se concentra la mayoría de las víctimas. Por ejemplo, Guerrero y Michoacán encabezan la lista con 73 y 56 víctimas respectivamente. Según los expertos, la violencia incluye desde homicidios hasta la manipulación directa en los centros de votación.
Además, se observa un patrón donde los candidatos de la oposición son frecuentemente agredidos. Por ejemplo, en Michoacán y Jalisco, la mayoría de las agresiones están dirigidas contra estos grupos. En estos estados, los criminales parecen favorecer la continuidad de proyectos políticos que les permitan mantener sus redes de impunidad.
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El Dr. Armando Vargas Hernández, de Integralia, advierte sobre el peligro de estas «narcoelecciones» para la democracia. A pesar de la violencia, aún hay regiones donde la democracia prevalece, pero el crimen organizado posee un control significativo en muchos otros territorios.
Este análisis resalta la urgencia de abordar la influencia del crimen organizado en la política y en la vida cotidiana de los ciudadanos. Según el Dr. Vargas, la situación actual no solo afecta el ambiente electoral, sino también la estructura social y económica del país. Aconseja reconocer y actuar contra la dominación criminal para proteger la integridad de la democracia en México.
