Pérez

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José Antonio Cortés

ESPN

Tener, por mucho, el mejor auto de la parrilla en la F1 es el objetivo de todos los equipos, el sueño hecho realidad, pero cuando sus pilotos comienzan a competir entre ellos puede convertirse en una dulce pesadilla. Ahora, Red Bull tiene ese ‘problema’ la rivalidad por el título es interna y tiene nombres propios: Max Verstappen vs Sergio “Checo” Pérez.

Lo acontecido en las dos primeras fechas del campeonato 2023 ha dejado claro que nadie hizo mejor la tarea que el equipo de ingenieros que comanda Adrian Newey, el RB19 no ha tenido rival en las pistas y sólo otro RB19 lo puede derrotar… hasta que Ferrari, Aston Martin o alguien diga lo contrario.

Así, a menos de que alguno de los dos pilotos del gigante de las bebidas energéticas robe totalmente la temporada, tendremos un duelo donde la velocidad natural y talento de Verstappen se toparan con el instinto, precisión y regularidad de Pérez.

Los menos probable será que se trate de una civilizada pulsada entre caballeros, por lo regular estos son choques de tú a tú, donde los peores sentimientos afloran y los espacios en la pista se miden por milímetros.

Dejarlos correr o no, ese es el dilema

Ahora, ¿Red Bull debe dejar que peleen libremente? ¿O debe meter mano y detenerlos y decidir quién gane?

El primer escenario tiene dos caras como una moneda. Una es que combatan con lealtad y deportivismo, difícil pero no imposible, la segunda es cero fraternidad ni compañerismo, un reto frontal.

Senna-Prost, Villeneuve-Pironi, Alonso-Hamilton, Hamilton-Rosberg, son algunos ejemplos de coequiperos tóxicos en equipos poderosos que acabaron por alucinarse, en el mejor de los casos o que llevaron su rivalidad al extremo de poner en riesgo sus vidas.

Eso es lo que menos desea Red Bull, sobre todo porque esas guerras, como todos los conflictos, son costosas en todos sentidos, pero sobre todo en el económico.

Cada vez que un piloto se olvida que es parte de un equipo y ataca a su compañero, lo primero que salen volando son alerones, pedazos de fibra de carbono y dólares en reparaciones y refacciones.

En ese sentido, hay equipos en la historia que han optado por nombrar pilotos 1 y 2, establecer roles, incluso antes de que inicien las temporadas. Así, Barrichello jamás corrió contra Schumacher, ni Massa tampoco, como tampoco Berger a Senna.

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Muy distinto es como cuando Bottas nunca pudo igualar a Hamilton o Coulthard a Raikkonen o Webber a Vettel. La ley de la selección natural hizo su trabajo y predominó el más fuerte.

Claramente, Checo Pérez parece la presa propicia para Max ‘El Depredador’, pero esa víctima casi segura ya ha mostrado las garras y ha saltado en Arabia Saudita en el primer titubeo del otro lado del garage para llevarse la pole position y la victoria.

Lo mejor de todo para el tapatío de 33 años es que Jeddah ya dejó claro que puede responder vuelta por vuelta en un mano a mano de tiempos y ritmo. Que si Verstappen bajaba una décima, a la siguiente Checo bajaba décima y cuarto y así subsecuentemente.

Esta probable lucha intestina tiene elementos que la hacen muy interesante, porque cada uno de ellos tiene armas tan diferentes como igualmente efectivas.

Al ser cuestionados en la conferencia de prensa posterior al GP en Arabia Saudita, sobre qué pasaría si, como parece, Red Bull no tiene rival y la pelea por el título estará entre ellos dos, Verstappen y Pérez dijeron:

«Si ese es el caso es justamente simple, ¿no? Nos dejarán correr y el mejor terminará adelante», dijo Max.

«Si ese es el caso serán fantásticas noticias para el equipo, porque eso significará que estamos bien adelante y dependerá de nosotros y quiere decir que estamos en una gran posición», agregó Checo.

Como se puede apreciar, Checo Pérez y Max Verstappen, son pilotos y personas muy diferentes, ambos competitivos, pero con conceptos muy diferentes de un equipo de Fórmula 1.

Para el mexicano Pérez, el equipo, en este caso Red Bull, es la entidad, el todo que reúne el esfuerzo de todos (mecánicos, empleados, ingenieros, administrativos, diseñadores, pilotos, etc) por un bien común, que es ganar los dos títulos en juego en la Fórmula 1.

Checo Pérez sigue, prácticamente al pie de la letra, las instrucciones que se le dan y en el camino busca limpieza su objetivo personal, que es ser campeón de pilotos.

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Por el contrario, Max Verstappen ve al equipo con el ente encargado y obligado de proveerle los medios necesarios para ser campeón y ese es el único objetivo que entiende y respeta. Max exige, reclama, protesta e insulta si las cosas no salen como él quiere, también desacata órdenes con la sorna de quien se sabe el empleado mejor pagado y, por qué no decirlo, el mejor piloto de F1 actual. Comportamiento de divo, pero eso sí, muy frontal y sin cortapisas. Diplomacia cero que se agradece porque así todo mundo sabe a qué atenerse con él.

A Max Verstappen le tiene sin cuidado lo que opinen Christian Horner, Helmut Marko, el dueño de Red Bull o el príncipe de Holanda, mucho menos le preocupa lo que piense Checo Pérez porque desobedeció al equipo y marcó la vuelta rápida en Arabia Saudita, cuando le había ordenado mantener un paso regulado y no arriesgar por un punto que ya tenía el tapatío en la bolsa.

Al neerlandés le caló hondo que su auto tuviera problemas que le impidieron calificar en buena posición y que eso lo retrasara hasta el lugar 15 de la parrilla, por eso enfatizó en la conferencia que esas fallas son inadmisibles y su «revancha» fue arrebatar ese punto que lo mantuvo en el liderato del campeonato.

¿Cuántas opciones tiene Sergio Pérez de volverse la prioridad en Red Bull Racing?

Javier Trejo Garay analiza la victoria del piloto mexicano en el GP de Arabia Saudita sobre un Max Verstappen que peleó hasta el final para no soltar la cima de la tabla entre los pilotos de la F1.

«Cuando estás peleando por un campeonato y parece que es entre dos autos, tenemos que asegurarnos de que los dos autos sean confiables», señaló el bicampeón nacido en Bélgica, pero que representa a Países Bajos.

En este momento Max Verstappen tiene 44 puntos por 43 de Checo Pérez. La lógica indica que el neerlandés tiene las de ganar porque presume una hoja de servicio con más victorias y, aunque no se admita, tiene de su lado a Red Bull, quien lo tiene como su apuesta para dominar la Fórmula 1 por mucho tiempo, pero la escudería no puede negarle a Checo Pérez el derecho a buscar el primer lugar si mantiene en los tiempos por vuelta, ritmo de carrera, colecta podios y triunfos.

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Si los contactos aparecen, eso provocará que el equipo meta las manos. Malcriar más al ‘Enfant Terrible’ hijo del no menos flemático Jos no sería la mejor solución, nadie puede destruir el mejor coche o echar a perder la temporada de todo un equipo por egoísmo de uno.

Christian Horner lo ha dicho en el pasado, los pilotos pueden correr uno contra otro siempre y cuando no destruyan o pongan el riesgo los autos que son producto del trabajo de cientos de personas. Hacerlo sería una falta grave de respeto.

Lo que puede ser una complicación para Red Bull sería la salvación de la temporada para la Fórmula 1. Un monólogo de triunfos de un solo piloto mataría la expectativa, así que todos queremos: ¡Déjenlos correr!

Origen: ¡Déjenlos correr! Que Red Bull permita que Checo Pérez y Max Verstappen compitan entre sí en F1

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