Nacional
Redacción
Política Gurú
Morena, liderada por Andrés Manuel López Obrador, ha logrado sortear una potencial crisis. Con elecciones en 2024, aspirantes descontentos parecían propensos a desertar. Sin embargo, Marcelo Ebrard, figura clave y ex aspirante presidencial, se mantendrá en el partido tras un acuerdo con Claudia Sheinbaum, la candidata presidencial.
Ebrard, derrotado en las internas de junio, cuestionó las encuestas y tácticas empleadas. Pese a ello, anunció su compromiso con Sheinbaum y Morena, reforzando su papel en el partido. Esta alianza crucial previene una fractura en Morena, construido en torno a López Obrador, quien no buscará reelección.
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Además, Ebrard no especificó si ocupará un cargo en un potencial gobierno de Sheinbaum, aunque las encuestas la posicionan como favorita. A pesar de no recibir ofertas de cargos, enfatizó su lealtad al partido.
En otro giro, Morena evitó otra deserción notable al no nominar a Omar García Harfuch para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Respetando cuotas de género, el partido optó por Clara Brugada, dejando fuera a García Harfuch, líder en encuestas. Él, reconocido por su eficacia como jefe de policía y sobreviviente de un atentado en 2020, reafirmó su compromiso con el partido y la paridad de género.
Las nuevas normativas electorales, aun en disputa legal, exigen mayor representación femenina. Morena, siguiendo estas reglas, ha mantenido su cohesión, limitando las deserciones a casos menores. Por ejemplo, Lucía Meza, sin la nominación en Morelos, dejó Morena para postularse como opositora.
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Este freno a las deserciones refleja tácticas del PRI, conocido por su habilidad para mantener el poder ofreciendo cargos a los perdedores de primarias y exigiendo su silencio. Morena, replicando esta estrategia, busca mantener su unidad y éxito, recordando el largo dominio del PRI en la política mexicana.
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