Fórmula 1

Deportes

José Antonio Cortés

ESPN

Más allá de los monarcas que forman la realeza de la Fórmula 1, de esos como Fangio, Senna, Schumacher o Hamilton que reinaron en las pistas, la Máxima Categoría tiene un historial de la «sangre azul» que ha pasado por sus filas durante décadas. Nobles personajes extraídos de palacios y castillos que han tenido los bólidos más veloces como carruajes.

Desde antes de que la Elizabeth II fuera reina de Inglaterra, asistió al primer Gran Premio de Fórmula 1, como la conocemos ahora, que se llevó a cabo en el circuito de Silverstone, el 13 de mayo de 1950.

Junto a su esposo Phillip, su padre el Rey Jorge VI, su madre, Elizabeth y su hermana Margaret ignoraba que menos de dos años después tendría que asumir la corona británica.

Pero los Windsor no eran los únicos nobles ese fin de semana en Silverstone, en la parrilla de ese histórico Gran Premio ganado a la postre por Giuseppe Farina en un Alfa Romeo, estaba el joven Príncipe de Siam (hoy conocida como Tailandia).

Birabongse Bhanudej Bhanubandh, llamado Prince Bira era miembro de la Casa Real Thai, al ser hijo del Príncipe Bhanurangsi Savangwongse y nieto del famoso King Mongkut, cuya vida fuera representada en el cine en las películas Anna y el Rey (1999, con Jodie Foster son estrella) y El Rey y yo (1951 estelarizada por Yul Brynner).

Prince Bira inició su periplo en el deporte motor junto a su primo Prince Chula que poseía el equipo White Mouse Racing. Sus resultados eran bastante honrosos desde 1938. Arrancó 19 veces en la F1 con autos Maserati, Gordini y ERA en el equipo privado de su familia y consiguió puntos en tres carreras: Mónaco y Suiza 1950, así como Reims 1954.

Rey Jorge VI y su familia presencian el primer Gran Premio de Fórmula 1 en Silverstone en la curva Copse. Getty Images

Wolfgang Alexander Albert Eduard Maximilian Reichsgraf Berghe von Trips es, seguramente, el mejor piloto de sangre azul que haya competido en la Fórmula 1.

Alemán, con título de Conde por una noble familia del Rin, Von Trips habitaba un castillo en Horrem y llevaba la vida acomodada de un rico heredero.

Con su dinero ingresó al automovilismo, pero fue su talento el que lo llevó a casi convertirse en Campeón del Mundo en 1961, pero la tragedia se interpuso en su destino y truncó lo que pudo haber sido el primer título mundial para un alemán en la F1.

Von Trips era piloto de Ferrari y lideraba el campeonato sobre su coequipero Phil Hill, a dos fechas de terminarse la temporada. Faltaban Monza y Watkins Glen, pero ‘Taffy’ como era conocido por sus amigos quería establecer condiciones desde Italia, donde obtuvo la pole position, apenas una décima de segundo más rápido que el joven novato Ricardo Rodríguez, en otro Ferrari.

Apenas al iniciar la carrera tuvo un mal arranque y al ir delante de Jim Clark su Ferrari sufrió un contacto con el Lotus del escocés y se proyectó contra un montículo y los espectadores que ahí se encontraban. Era el 10 de septiembre de 1961 y ahí feneció Von Trips junto con otras 14 personas.

Prince Bira de Siam, piloto de F1. PA Images via Getty Images

Pero Von Trips de alguna manera contribuyó a que Alemania tuviera su primer y gran campeón. Apenas unos meses antes de su muerte, ‘Taffy’ creó una pista de karting en Kerpen, la cual después de su muerte fue arrendada por Rolf Schumacher, padre de los niños Michael y Ralf, quienes ahí desarrollaron su talento y llegaron, principalmente el primero, a dar lustre al deporte motor germano.

El aristócrata De Portago

Un personaje colorido fue Alfonso Antonio Vicente Eduardo Ángel Blas Francisco de Borja Cabeza de Vaca y Leighton, mejor conocido como Alfonso de Portago, undécimo marqués de Portago, quien corrió en la Fórmula 1 en 1956 y 1957 en solamente cinco Grandes Premios con Ferrari, pero dejó su huella con un ‘playboy’ que daba glamour al paddock.

Ahijado del rey Alfonso XIII, el marqués De Portago se hizo famoso por su porte y famosas relaciones con actrices de la época. Se dice que tenía un gran futuro en el mundo motor, pero falleció en 1957 en un accidente durante la Mille Miglia.

El Rey Jorge VI saluda a los pilotos durante el Gran Premio de Fórmula 1 en Silverstone 1950. PA Images via Getty Images

Más realeza

Otros pilotos de cuna noble fueron Carel Godin de Beaufort noble y aristócrata neerlandés que como Gijs van Lennep ostentaban el título de nobleza de «jonkheer». Recientemente, Max Verstappen fue galardonado con la Orden de Orange Nassau, que es un reconocimiento real que lo convirtió en caballero, algo equivalente a los honores recibidos por la corona británica por Jackie Stewart, Stirling Moss. Jack Brabham y Lewis Hamilton, quienes ostentan el título de «Sir», aunque el siete veces campeón del mundo es el único investido como piooto en activo.

Completan la lista de la nobleza sobre ruedas en la F1 el barón suizo Emmanuel de Graffenried; el italiano Gaetano Starraba, príncipe de Giardelli, y, por supuesto John Colom Crichton-Stuart, conde de Dumfries y séptimo marqués de Bute, mejor conocido como Johnny Dumfries, piloto escocés que compartió equipo con Ayrton Senna en Lotus.

Origen: Príncipes, marqueses y condes: La sangre azul que corre en la Fórmula 1

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