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Bajo la batuta del chef Roberto Solís, un asistente desvela la estrella de la noche en Zadún, un Ritz-Carlton Reserve: la cochinita pibil. Esta joya de la cocina yucateca, envuelta en hojas de plátano, captura instantáneamente la atención de los invitados, quienes rápidamente se reúnen para degustarla.
La noche, marcada por el Día de Muertos, convocó a aficionados gastronómicos en Zadún. Roberto Solís, reconocido por su trabajo en Néctar, Hanto y Roberta’s en Mérida, guió esta experiencia única, resaltando la riqueza cultural de México.
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En el jardín de la propiedad, con vistas al Mar de Cortés y música mexicana de fondo, se vivió la primera velada junto a Solís.
El Encanto de El Barrio
Al siguiente día, durante el Día de Muertos, El Barrio, restaurante del hotel, se transformó por completo. Solís creó un ambiente que honraba esta tradición milenaria, con altares y senderos iluminados por velas y flores de cempasúchil.
Los platillos de Solís, acompañados de vinos mexicanos, brillaron esa noche. Desde las Cebollas Negras con mayonesa de Xcatic hasta el venado yucateco en diminutos tacos, cada plato era una revelación. La velada culminó con un exquisito manjar blanco: helado y mousse de coco, adornado con cenizas de romero.
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La presencia del chef Solís fue constante, enriqueciendo la experiencia de los comensales. Su talento y la singularidad del hotel consolidan a Zadún como un destino culinario de elite, continuando una tradición de colaboraciones exitosas, como las recientes con los chefs colombianos Iván Cadena y Álvaro Clavijo.
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