Nacional
Rolando Herrera
Reforma
La entrega directa de miles de millones de pesos a beneficiarios de programas sociales ha sido rentabilizada por Morena en las urnas, al vincular las ayudas a la figura del Presidente Andrés Manuel López Obrador y condicionar su continuidad a los triunfos de ese partido, consideraron especialistas.
Este año, el Gobierno federal repartirá más de 446 mil millones de pesos a 23 millones de beneficiarios de 13 programas, con lo que prevé impactar en el 65 por ciento de los hogares del País.
Esta enorme bolsa de recursos, consideró Gonzalo Hernández Licona, director de la Red de Pobreza Multidimensional, tiene un impacto en la gente, tal como quedó demostrado en la recientes elecciones en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, en donde Morena ganó cuatro de la seis gubernaturas.
«En todos los estados con elecciones, el apoyo mayoritario para Morena vino de la población de 50 años y más, vino de los beneficiarios de programas sociales respecto de los no beneficiarios», señaló Hernández.
López Obrador y su partido, indicó Miguel Székely, director del Centro de Estudios Educativos y Sociales (CEES), han sido muy eficaces en desinstitucionalizar los programas sociales, es decir, que los beneficiarios los perciben como una ayuda que se da por voluntad del Presidente y no como un derecho social.
Además, explicó, a diferencia de cualquier otro Gobierno del pasado, tiene una legión, los Servidores de la Nación, que se encargan de introyectar esa idea y también de esparcir el temor de que se pierdan si no continúa Morena en el poder.
«No es que sea una relación directa entre gasto en programas sociales y votos, no es nada más que lleguen esos programas sociales a la población, sino que lo identifiquen como que esos apoyos vienen, no necesariamente del Gobierno, sino de una persona», señaló.
Clara Jusidman, directora de Incide Social y Secretaria de Desarrollo Social en el Gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas en CDMX (1997- 2000), consideró que la Administración de López Obrador no solo usa electoralmente los programas, sino que el Gobierno mismo está abocado a esa tarea.
«Todo el aparato de Estado se está convirtiendo en una gran maquinaria electoral», señaló
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