Nacional
Redacción
Política Gurú
El Gobierno promete una “transición fluida y metódica” post-elecciones del 2 de junio, buscando suavizar el cambio de mando sin importar el ganador. Sin embargo, estas afirmaciones del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, durante la reunión de Citibanamex, suenan más a un intento de calmar las aguas que a un plan concreto. La gestión actual bajo López Obrador, aunque se jacta de estabilidad macroeconómica y deuda controlada, deja preguntas sin responder sobre su verdadero legado económico.
Te puede interesar: Jorge Álvarez Máynez: Rompiendo Moldes en la Carrera Presidencial con el Apoyo Juvenil
Ante las próximas elecciones, donde Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez se perfilan como principales contendientes, la retórica gubernamental sobre una transición ordenada parece más un deseo que una garantía. El acceso a financiamiento global, destacado por Ramírez de la O, contrasta con la realidad de una economía que necesita más que reservas internacionales y líneas de crédito para asegurar su estabilidad a largo plazo.
La inversión extranjera directa, si bien ha alcanzado cifras récord, no es una panacea. La dependencia de inversiones foráneas y el enfoque en grandes proyectos como el Corredor Interoceánico no deben eclipsar las necesidades de inversión en el bienestar social y el desarrollo sostenible. El crecimiento del 3.2 % del PIB en 2023, apoyado en consumo e inversión privada, y la mejora salarial son logros importantes, pero insuficientes para declarar un éxito económico integral.
Síguenos en LinkedIn para mantenerte siempre informado
Este Gobierno debe ser criticado por su enfoque a veces unilateral en la atracción de inversiones, descuidando aspectos fundamentales como la equidad social y la sostenibilidad ambiental. A medida que nos acercamos a un cambio de administración, la promesa de una transición ordenada debe ir acompañada de un compromiso más firme hacia una economía que beneficie a todos los mexicanos, no solo a los inversores.
Gobierno
