Elecciones
Redacción
LPO
Todo comenzó a principios de abril, cuando el presidente López Obrador recibió a Ricardo Monreal junto a Adán Augusto López, Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional durante un encuentro con senadores. Ahí descongeló a su legislador rebelde.
Lo anterior, luego de meses de un bombardeo casi diario donde operadores conocidos de Monreal Ávila -además del propio senador- lanzaron pullas, una tras otra, contra la reforma electoral, el proceso de selección presidencial de la 4T e incluso no marchar junto a AMLO en noviembre pasado y preferir un viaje a España. En abril hubo de nuevo contacto.
Y de ahí vino -una semana después- la célebre declaración de Monreal con la que zanjó cualquier tentación de rompimiento, idea que barajó durante esos meses de abierta rebeldía para buscar la candidatura presidencial por Va por México o Movimiento Ciudadano. «Prefiero no ser nada, prefiero no participar en nada antes de traicionar al presidente», dijo.
Junto a ello, la cúpula de Morena había mandado un guiño al monrealismo con el triunfo de Armando Guadiana en la interna en Coahuila, lo cual ocasionó un cisma de tres candidatos de la 4T (Ricardo Mejía por el PT y Lenin Pérez por el Verde). Además de que descolocó a algunos críticos monrealistas como Gibrán Ramírez que anticipaban una «imposición».
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Ahora, en la Ciudad de México, el proceso interno de Morena también parece abrir la posibilidad de que Ricardo Monreal sea su abanderado en 2024, paradójicamente luego de que fue acusado de traidor y de trabajar para el triunfo de Va por México en 2021. En el círculo más cercano del zacatecano no descartan esto como una «manzana envenenada».
La perspectiva de triunfo de la oposición en 2024 es alta como no lo había sido en 27 años, por ello el panismo de Jorge Romero está poniendo toda la carne en el asador para que el alcalde Santiago Taboada se alce con la victoria. Ahí está la jiribilla de la cúpula de Morena al permitir la aspiración de Monreal, pues de perder sería el responsable de la derrota histórica de la izquierda en la Ciudad de México.
Mejor me quedo como senador, habría escuchado decir a Ricardo Monreal alguno de sus más cercanos colaboradores.
A través de Adán Augusto López, la 4T lo volvió a recibir como uno de los suyos. Después, apenas hace una semana, se quitó del camino a la secretaria Rosa Icela Rodríguez, a Luisa María Alcalde y a Martí Batres, mientras el policía Omar García Harfuch siempre se descartó de competir por la Jefatura de Gobierno. El camino está despejado para Monreal.
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Pero, de acuerdo con las mismas fuentes, el senador de Morena no caerá en esta provocación de Los Puros y Duros de Morena, y tomará el camino de la interna presidencial y, en su defecto, repetir en el Poder Legislativo. Pues ahora que la CDMX está en riesgo, tiene incentivos para ganarla con todas las probabilidades en contra. Pero si pierde Rosa Icela, sería una derrota directa de AMLO.
Sí pierde Luisa María Alcalde, lo mismo, una derrota para López Obrador. Si pierde Martí sería Claudia Sheinbaum la responsable, pero si la pierde Ricardo Monreal será todo culpa del monrealismo. De ahí el «mejor me quedo como senador», como lo habría escuchado decir alguno de sus más cercanos colaboradores. El tiempo dirá si tomó la decisión correcta.
Monreal
