Nacional
Jesús Reyes Heroles
¿Podía haber otro resultado? No. Van tres años de envenenar el ambiente, de inventar enemigos y fantasmas, de negar la realidad, de dividir y erigir al pasado en el gran villano.
Tres años de atacar a las instituciones desde las instituciones. 2022: aquí estamos.
Primer acto.— Primeros dos años, la palabra reelección merodeaba. El cultivo a la personalidad desbocado. La desconfianza fue calando. Quiere perpetuarse.
Los ataques a todos los contrapesos: los órganos reguladores, el INE, la prensa libre, el Poder Judicial y otros, confirmaron la sospecha.
Juan Silva Meza, gran jurista y un digno expresidente de la SCJN, ya levantó la voz: el Judicial está en riesgo de perder autonomía e independencia. Es real. Desconfianza atizada también por los programas sociales dirigidos a las clientelas, por un manejo caciquil del Legislativo, por el frenesí destructivo de todo lo que viniera del pasado, sin distingos. El sistema de salud pública como el más doloroso ejemplo.
Pero la intentona de la reelección se fue topando con el peso de una cultura política y sus instituciones, con los intereses reales, económicos e incluso los de las propias huestes que quieren sucederlo.
Parecía que nada sería capaz de contenerlo. No fue así. Aquí estamos, en un segundo acto, en el cual una resistencia —no coordinada detrás de un logotipo partidario— hoy abraza a todo el país.
Recordemos los números redondos: 30 millones de votos en 2018, que se convirtieron en 16 en 2021 (intermedia) que se desmoronaron a 6 en la consulta sobre expresidentes.
La oposición junta, hoy, es más poderosa que Morena. La mitad de la capital está en manos opositoras. La popularidad —arma de la principal amenaza— en picada: por debajo de cuatro de seis antecesores. Un presidente que no puede circular por el país libremente sin exponerse a gritos y manotazos a su vehículo.
Hoy es prisionero en la trampa de mañana que él mismo preparó. El rating en picada y muchos mexicanos orgullosos que dicen ya no la veo o de plano nunca la he visto. Es mi caso.
Hoy el peso de la esperanza, eje de la campaña en 2018, se tambalea. La economía dando tumbos. El sistema de salud destrozado, millones de niños sin su cuadro básico de vacunación. Las mujeres asediadas, sin estancias infantiles, sin escuelas de tiempo completo, violentadas. Millones de nuevos pobres. Clases medias languideciendo. Jóvenes que no encuentran trabajo formal. Inflación que empobrece más a los pobres.
El segundo acto se está acabando. Los distanciamientos y pleitos internacionales se multiplican. España, Panamá, Parlamento Europeo y, por supuesto, EE.UU. recordándonos que existe el TMEC, que podríamos terminar en paneles, que la política energética es insostenible y contraria a los compromisos adquiridos.
La Ley de la Industria Eléctrica (LIE) como detonador del colapso. Que sigan las “mañaneras” que desnudan a un hombre ignorante y caprichoso, el envalentonado que tuvo que pedir disculpas al Banxico por el adelanto de la tasa.
La corrupción detrás del aeropuerto encargado al Ejército es aviso de que esa institución tiene mucho que perder en los encargos presidenciales. El Tren Maya arrasando con selvas y bosques tropicales. El Fiscal sin autoridad moral, el exconsejero jurídico con mucha información, la exministra nadando en fango. Y el hijo pródigo en un escándalo.
La caída sigue, opiniones críticas en periódicos, la radio y también la televisión. Perdieron las redes. Loret y Brozo, Alazraki y mil más, incontenibles. Esto se está acabando.
Los banqueros volvieron a exigir certidumbre. No la habrá. La violencia en todo el país. Las FFAA desgastadas por estar en tantas pistas del circo presidencial. Él se va, ellas se quedan, por eso algunos andan ya muy preocupados. Décadas para construir un prestigio y tirarlo en un sexenio, mal cálculo, ¿buen negocio?
Pero, ¿qué ocurrió? Nada espectacular. Atrincherada y reagrupada, la resistencia mexicana muestra su poder.
Tercer acto: el colapso.— Ciudad de México.
años, años , años
Origen: Esto se está acabando