Elecciones
Redacción
LPO
Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas ofreció algunas pistas hoy lunes sobre su estrategia rumbo a la definición de la candidatura presidencial opositora que tuvo su primera cumbre en la CDMX.
En primer lugar, el dirigente del PRI se apuró a descartarse para la candidatura presidencial. Sin decirlo abiertamente, fue el primer gesto que demuestra un acuse de recibo de la derrota en Edomex. Vale recordar que esa madrugada fatídica para su conducción política trató de camuflar el fracaso con el triunfo de Coahuila, en el cual no tuvo nada que ver.
Lo obvio: Alito es el dirigente que perdió el máximo bastión tricolor y eso explica el paso al costado en el proceso de selección de candidato.
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Así las cosas, el campechano ahora parece enfocado en evitar que Alejandro Murat progrese en su ambición presidencial. Según Alito, que ha sido sociopolítico de la familia Murat, el ex gobernador de Oaxaca es la ficha del Gobierno en el tablero opositor. De hecho, está convencido de que serán los gobernadores de la 4T quienes le consigan a Murat las firmas necesarias. Un caballo de Troya que, señala Alito, es imprescindible neutralizar.
En lugar de Murat, apuesta en principio por dos actores: Enrique De la Madrid y Beatriz Paredes. En el último tiempo se acercó especialmente al primero y le gusta como opción por dos motivos: primero nunca le disputará el liderazgo del PRI aun haciendo un papel digno en el proceso de selección y, segundo, impulsarlo sería un gesto a la ciudadanía, ya que De la Madrid no es militante del PRI.
Con Paredes la meta es más la de complicar a Claudia Ruiz Masseu, a quien detesta (es algo mutuo). Luego Paredes podrá buscar nuevamente su banca en la Cámara Alta por Tlaxcala, donde tendrá chances de lograr el tercer escaño. Basta ver si está lista para una derrota que debería ser digna si se considera que es amiga de la actual gobernadora Lorena Cuellar.
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Finalmente, está la posición de quien elaborará todo el programa de gobierno del armado opositor. Alito quiere ubicar allí a José Ángel Gurría que es otra forma, un poco más elegante, de apartar a un actor con quien no existe una gran relación.
Para todos estos movimientos, Alito tiene en su favor lo mismo que Marko Cortés en el PAN: el poder de movilización que entienden la sociedad civil no tiene a pesar de las marchas del pasado que fueron multitudinarias.
Alito
