EE. UU.

Redacción

Política Gurú

En una revelación alarmante, investigaciones de EE. UU. han desentrañado encuentros sospechosos entre aliados clave del presidente Andrés Manuel López Obrador y conocidos cárteles de drogas. Fuentes confirman que estos vínculos se tradujeron en millonarias transacciones, post asunción de López Obrador. La indagación estadounidense, hasta ahora oculta, sugiere conexiones entre importantes narcotraficantes y funcionarios mexicanos en el poder.

Sin embargo, Washington optó por no avanzar contra López Obrador, archivando la pesquisa. Se critica la falta de acción, vista por muchos como un descarado acto de omisión, dados los posibles lazos con el crimen organizado. López Obrador rechaza tales afirmaciones, minimizando su impacto en las relaciones bilaterales, aunque su defensa suena a retórica vacía ante la magnitud de las acusaciones.

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La penetración de los cárteles en el Estado mexicano no es novedad, abarcando desde la base hasta el vértice del gobierno. A pesar de evidencias de posibles conexiones entre los cárteles y el círculo cercano de López Obrador, las pruebas directas eluden cualquier implicación del presidente mismo. Las autoridades de EE. UU. se abstienen de comentar, mientras que la validez de la información recolectada, principalmente de informantes, permanece en el aire.

Informes detallan reuniones entre asesores de López Obrador y figuras prominentes del narcotráfico, incluso sugiriendo pagos a aliados del presidente tras su elección. López Obrador niega todas las acusaciones. No obstante, EE. UU. ha rastreado independientemente transacciones financieras que apuntan a la red de López Obrador, incluyendo un pago coincidente con su controversial visita a la madre de Joaquín «El Chapo» Guzmán.

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Antecedentes de investigaciones, como una de la DEA contra López Obrador en 2006, se cerraron sin cargos, reflejando la complejidad de perseguir legalmente a altos funcionarios extranjeros. La administración de Biden, enfocada en la migración y el tráfico de fentanilo, ha manejado con cautela su relación con López Obrador, evitando críticas públicas y prefiriendo la diplomacia.

El fracaso de casos previos contra funcionarios mexicanos, como el general Salvador Cienfuegos, resalta los desafíos y las tensiones en la colaboración bilateral. La desestimación de cargos contra Cienfuegos, tras presión de México, ha dejado una huella duradera, evidenciando las complejas dinámicas entre EE. UU. y México en la lucha contra el narcotráfico y la corrupción.

Esta situación pone en relieve la urgente necesidad de una mayor transparencia y acción decidida contra la corrupción y el narcotráfico, desafiando la complacencia y los intereses políticos que a menudo socavan la justicia y la seguridad.

Fuente NYT

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