Sheinbaum

Redacción

Política Gurú

La reciente campaña de Claudia Sheinbaum arrancó bajo el ojo crítico de la ciudadanía. Según el gobierno de la Ciudad de México, el evento congregó a 350,000 almas. Este dato surge en medio de acusaciones de manipulación gubernamental. Contrastando con eventos previos, como el mitin por la independencia electoral, que reportó una asistencia de 90,000 personas.

El 18 de febrero destacó por el clamor popular hacia un gobierno imparcial en procesos electorales. A pesar de la gran afluencia reportada, comparaciones con eventos anteriores sugieren discrepancias notables. Por ejemplo, la movilización menos numerosa en defensa del INE.

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A pie llegaron miles al corazón de la capital, llenando el Zócalo sin precedentes de marcha. Testimonios contrastan la “multitud” con eventos pasados, evidenciando una asistencia menor a la glorificada por el gobierno.

El escenario para Sheinbaum y Brugada se irguió grandioso, con privilegios evidentes para simpatizantes de Morena. Sin embargo, la estrategia de movilización desde diversos estados no replicó la densidad esperada en calles colindantes.

La desbandada comenzó incluso antes de que Sheinbaum concluyera sus promesas electorales. Promesas que, irónicamente, no distan mucho de las del actual gobierno. La Secretaría de Gobierno, liderada por un aliado de López Obrador, ha mostrado una tendencia a minimizar la participación en protestas no afines, como la marcha contra la violencia de género, limitándola a menos de 100,000 participantes.

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Este escenario reaviva el debate sobre la objetividad del gobierno en la narrativa electoral. Las cifras oficiales, ¿reflejan la realidad o una estrategia de imagen? La crítica hacia la administración actual es ineludible, evidenciando una vez más la necesidad de transparencia y equidad en el manejo de la información gubernamental.

Fuente Latinus

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