Súpermacha
Súpermarcha

Alberto Castelazo Alcalá

Claro y Conciso

Nuestras Plumas

Súpermarcha

El triunfo de López Obrador no será lograr que vaya más gente, acarreada o no, a la “Contramarcha Oficialista», pues aunque no lo logre, lo va a presumir como si lo hubiera hecho. Miente diario y lo seguirá haciendo en tanto queden fanáticos que deseen creerle.

Su objetivo, para el cual inventó este jelengue, ya lo está alcanzando a más de una semana de que tenga lugar, porque hábilmente ya empezó a matar el impacto de nuestro gran logro al retomar el control de la agenda pública, haciendo caer de nuevo en su narrativa a los medios y a la oposición, en vez de que seamos nosotros quienes mantengamos una narrativa propia a partir de los logros y frutos de nuestra Súpermarcha ciudadana por la democracia.

Recordemos que la NARRATIVA no es la forma de contar la historia, ES LA HISTORIA, y nosotros tenemos ahora una mejor historia que contar que el cuentacuentos presidencial.

El bully palaciego nos puso a jugar como párvulos a «mi papá es más fuerte y te pega . . . , pero mi papá es bombero y te moja». ¿Se dan cuenta de que ya estamos insertos en una narrativa simplona y pueril en la que parece que lo importante es demostrar quién puede más?, el héroe defensor del ‘pueblo víctima’ o los villanos que persiguen al héroe para que no logre cumplir su misión.

¿En serio? ¿Ese es el rol que queremos jugar y la historia que queremos contar?

Lo que representa nuestra Súpermarcha da contenido de sobra para alimentar una nueva narrativa por un buen tiempo; sin embargo, ya estamos cayendo en la competencia absurda e imaginaria que López Obrador creó, asumiendo la rivalidad que él siembra, aunque nunca fueron los objetivos de nuestra manifestación. El éxito de cualquier marcha se mide por su nivel de impacto. Si se deja de hablar de ella, se acaba el impacto.

Los invito a ser más inteligentes que el porro palurdo, y a que, aunque nos hierva la sangre y nos tiente la gracejada, guardemos silencio absoluto acerca de su pseudomarcha, a que no hablemos para bien ni para mal de sus pormenores intrascendentes, a que no compartamos noticias de periódicos o medios sobre el tema, a que pidamos a los medios e influencers que se unan a la ley del hielo, lo mismo que a nuestros amigos y contactos.

De no hacerlo, la inyección de energía, alegría y optimismo que compartimos el domingo 13 de noviembre perderá su efecto y volverá a invadirnos el desánimo y la sensación de impotencia frente a una botarga que se pavonea como indestructible, aunque en realidad esté rellena de aire. No es sano escuchar todo el tiempo las provocaciones triunfalistas de este demente, aun sabiendo que está blofeando.

López Obrador no basa su gobierno en resultados porque no tiene, lo basa en el ‘storytelling‘. Es un maestro al usar la palabrería barata y repetitiva para contar y reforzar la historia oficial, una y otra vez.

Si vamos a hablar de algo, que sea de nuestra Súpermarcha, de sus pormenores y objetivos cumplidos; si vamos a gastar palabras que sea para usarlas como tiros de precisión a fin de realizar un marcaje personal a nuestros legisladores; si vamos a hacer memes que sean certeros y no meros distractores; en vez de copiar los antivalores del perverso y su pandilla: polarización, odio, división, mentira, posverdad, falta de respeto, amargura, resentimientos, envidia, complejos, frustración . . . , mostremos que tenemos valores como: amor, verdad, respeto, unidad, solidaridad, alegría, generosidad, autoestima, aspiraciones…

No hagamos comparaciones, al menos no públicamente, entre una marcha legítima y ganadora como la nuestra con un burdo montaje propagandístico organizado con artificios desde el poder para publicitarse a sí mismo.

Expliquemos sólo en la medida de lo necesario, con datos corroborables y no con ‘fake news’, los delitos, despilfarros y abusos en los que incurran los funcionarios públicos para promover el culto al líder en su «“Contramarcha Oficialista” Pero, por favor, no dejemos de lado lo que más importa: nuestra Súpermarcha y su objetivo. Mantengamos el tema vigente y arriba en la conversación pública, cuando menos hasta que la espuma del desfile charro se desdibuje en su propia intrascendencia.

Logremos que en los buscadores y las redes haya más menciones de nuestra Súpermarcha, de su récord de asistencia y de los objetivos que buscamos, que menciones sobre el «Contramarcha Oficialista», pues sean positivas o negativas, igual cuentan para las analíticas de Internet. Repliquemos los hashtags de la Súpermarcha y de la defensa del INE todos los días y hagamos conciencia de este propósito entre los defensores de la República. Si vamos a decir algo de la farsa callejera de López Obrador, usemos otras palabras para describirla, como: “Contramarcha Oficialista”.

El final de la intentona de deformar al INE no está escrito todavía. Ya lo están condenando a morir de inanición mochándole otra tajada de 3 mil millones para el año entrante, luego de que acababan de recortarle 4 mil millones, lo cual va a incidir en su operación. Y ante el fracaso de su reforma electoral, ya anunciaron su plan destructor B, que consiste en inocular títeres del Presidente en los lugares de los consejeros salientes, para poder mover los hilos del INE aunque sea de larga distancia.

No caigamos en el juego de ‘Maquiavelo‘ López Obrador como inocentes palomitas. Porque si de perversidad se trata, cuando nosotros vamos, aquel ya viene de regreso.

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