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El estilo de vida de los hijos mayores del presidente Andrés Manuel López Obrador, sin trayectoria o logros profesionales reconocidos, pero con ingresos visiblemente importantes y posiciones de influencia, se extendió durante el sexenio a sus compañeros de escuela. En el gobierno abundan ejemplos de funcionarios de alto nivel cuyo único mérito fue haber compartido las aulas con los López Beltrán.

José Ramón, Andrés Manuel (Andy) y Gonzalo estudiaron la preparatoria en un modesto colegio privado de la Colonia del Valle, llamado Escuela Logos. Su dueño y director, Sergio de Botton Emmert, es padre del exdirector de Nacional Financiera-Bancomext y actual flamante subsecretario de Egresos de Hacienda, Juan Pablo de Botton Falcón. El joven economista fue reclutado en el equipo de transición de la 4T desde 2018, muy probablemente como una compensación a la familia que apoyó de manera extraordinaria la formación académica de los hijos del Presidente.

Pero el caso de De Botton, titulado por el CIDE y con capacidad reconocida en sus anteriores empleos, no es la generalidad de los egresados o colaboradores de la Escuela Logos que hoy están presentes en altos puestos de la administración pública federal. En especial, destacan los amigos del hijo menor del primer matrimonio del Presidente, Gonzalo López Beltrán, quien vive cómodamente en Napa, California, desde donde se desplaza todos los días a San Francisco, pues encontró trabajo en los Gigantes, el equipo de beisbol, su sueño hecho realidad.

La mayoría de los amigos de preparatoria y universidad de Gonzalo y Andrés Manuel no tienen cédulas profesionales, pues no acabaron sus créditos en la UNAM, ni tampoco tienen carreras profesionales destacadas.

Es el caso de Aura Regina Moreno Vargas, quien estudió comunicación y nunca pudo terminar la carrera. La excompañera de los López Beltrán percibía un sueldo superior a 40 mil pesos en la Ayudantía de la Presidencia, por un favor que Gonzalo pidió a Daniel Assaf, amigo personal de su hermano Andy. El Presidente anunció que el cuerpo de Ayudantía estaría formado por un grupo de profesionistas, lo que también resultó una farsa.

El mejor amigo de Gonzalo, Fernando Piña Uribe, estudiaba matemáticas en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Tampoco terminó y decidió regresar a la escuela donde todos se conocieron para dar clases de matemáticas al nivel secundaria. Con la llegada de la 4T, accedió a una dirección en Pronósticos para la Asistencia Pública; después los movieron a la Dirección Ejecutiva de Comercialización del Indep.

Carlos García Rosas, abogado, se presenta como “consultor master” del Infonavit, con acceso ilimitado a los directivos del instituto. Pablo Dalí García Martínez, comunicólogo trunco y exasistente de facturación en la prepa Logos, fue colocado como director de Área en Presidencia, y María Guadalupe Morales Garza, pasante de arquitectura y exencargada de diseñar estantes para las tiendas de Dunkin Donuts, es hoy subgerente de Diseño del Tren Maya para el Fonatur. Todos ellos son amigos inseparables de Gonzalo López Beltrán.

Otro egresado de la Escuela Logos que llegó al gobierno federal es Hernando Peniche Montfort, quien era maestro de historia y ahora es coordinador General de Delegaciones Federales de la SEP. Con él se colocaron también en la dependencia dos amigos más del grupo: Javier Reséndiz García y Daniel Eduardo Ahumada Durán.

Esto apenas es un ejemplo de un grupo de amigos que sobreviven del nepotismo que, según el Presidente, se había acabado en este sexenio.

Posdata

Tras el escándalo de la “casa gris” de su hermano José Ramón, Gonzalo se salió de todos sus grupos de WhatsApp, incluido uno con los amigos a los que les consiguió trabajo en el gobierno de su papá: se llamaba “los 4teros”.

Exfuncionario de EPN, multado

El exdirector de Riesgos en Protección Civil durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, José María Tapia Franco, principal accionista de la empresa Soluciones Integrales en Gestión de Riesgos de Desastres, recibió una pena convencional por 3 millones 76 mil dólares por parte de la Sedena, debido al retraso en la entrega de los ventiladores en apoyo a personas con Covid-19.

Se trata de la licitación DN-10 SASM-001/INSABI/2020 por mil 350 millones de pesos, para la adquisición de mil 330 ventiladores, que se le adjudicó a la empresa de este exfuncionario, recordado por ser el responsable del Fonden que, durante las tormentas que azotaron a Guerrero en 2013, se paseaba en Las Vegas.

En su más reciente informe de revisión de la Cuenta Pública 2020, la Auditoría Superior de la Federación encontró irregularidades sobre esta empresa, entre las que destaca el retraso con los ventiladores.

Previo a que Tapia Franco se hiciera de los contratos de ventiladores, la ASF le documentó al exfuncionario varios desvíos e irregularidades por cientos de millones de pesos mientras estuvo a cargo del Fonden.

Origen: Amigos de los hijos del Presidente inundan el gabinete

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