Gertz

Nacional

Es innegable que la imagen de Alejandro Gertz Manero está desecha. La votación unánime en la Suprema Corte dejó al Fiscal General en una crisis absoluta, porque el auto de formal prisión que mantuvo encerrada a su sobrina por casi dos años fue construido no sólo bajo un delito inexistente, sino basado en una figura jurídica inventada.

En una situación normal, el fiscal ya no estaría en funciones. Pero la 4T no es una situación normal. López Obrador celebró la resolución de la Corte, e incluso indicó que estaba feliz de que Gertz no esté «al margen de la ley». Pero al mismo tiempo aseguró que sigue confiando en el fiscal. ¿Por qué ese mensaje en apariencia contradictorio?

Varios colaboradores de López Obrador están convencidos que hay que remover al fiscal una vez que pase el proceso de revocación del mandato. Con la ratificación del Presidente, sería el momento ideal para exigir la salida de Gertz. Pero AMLO teme que los costos sean demasiado altos.

Fuentes de Palacio explicaron que López Obrador quiere mantener a raya al Fiscal, pues ya demostró un grado de autonomía alarmante. Por eso apoyó a Zaldívar en su decisión de atraer el caso y a la Corte en general por liberar a Alejandra Cuevas. No hubo ataques a los ministros, como suele hacer el Presidente. Y ese apoyo ocurrió justo después de una resolución durísima con su fiscal.

Esa presión hacia Gertz podría continuar con la atracción del caso Jenkins, que fue reabierto por el subprocurador Juan Ramos en un procedimiento cuestionado. Quiere decir que los señalamientos a la FGR podrían continuar desde la Corte. Por ahora, López Obrador prefiere tener a un Gertz cuestionado, que abrir un proceso de remoción que no podría controlar del todo.

En los cálculos de López Obrador existen dos problemas centrales. Por un lado, el procedimiento para remover a Gertz lo obliga a exponerse políticamente. Sólo el Presidente puede solicitar la remoción del Fiscal General, proceso que podría ser objetado por el Senado de la República con el voto de una mayoría simple -de los presentes-.

Y ahí empiezan las dudas de AMLO. Porque Gertz necesitaría conseguir 64 votos si todos los senadores participaran de esa votación. El PAN tiene 22, el PRI 13, el PRD 3 y MC otros 9. Pero allí no está el problema, sino en que la bancada de Morena ha demostrado divisiones en algunos temas sensibles.

El ejemplo más claro se observó con la comisión especial para investigar violaciones a los derechos humanos en Veracruz. En ese momento, la fracción quedó fractura casi en partes iguales: unos 30 senadores por bando.

Si el PAN encabezara la objeción al pedido de remoción, bastaría con la ausencia de unos cuantos senadores de Morena -y acaso algunos votos a favor de la objeción- para que la oposición consiga detener la remoción del fiscal. El riesgo es enorme, porque desde ese momento sí tendrían un fiscal opositor.

Pero incluso si consiguieran la remoción, López Obrador cree que los problemas seguirían. Porque una vez fuera Gertz, el Senado tendría que conformar un listado de al menos diez posibles candidatos que, con la aprobación de mayoría calificada, debería remitirse a Palacio Nacional. Recién entonces AMLO podría armar una terna entre esos postulantes.

¿Quién manejaría todo ese proceso de negociación con opositores para confecciones ese largo listado de posible reemplazos a Gertz? Aunque ya no desayuna en Palacio, Ricardo Monreal sigue siendo el coordinador y el hombre con nexos aceitados con todos los senadores de la oposición. AMLO debería reconstruir esa relación, que quedó dañada después de la elección de 2021.

«La apuesta del Presidente es que Gertz siga, pero contenido por las posibles intervenciones de la Corte. Este fue un primer aviso, ahora hay que esperar para ver si entendió el mensaje», explica un colaborador presidencial.

Origen: Crisis en la Fiscalía de la 4T: Los temores de AMLO detrás de su rechazo a pedir la remoción de Gertz

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