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Otis
El 24 de octubre, los Ortega Sánchez vacacionaban en Acapulco. A mediodía, les advirtieron del oleaje. Partieron hacia la Ciudad de México a las 5 PM. Ignoraban la amenaza de un huracán.
Raymundo Ceja, presente en la Convención Minera en Acapulco, recuerda: “A las 10 PM, la lluvia azotó. Refugiándome en el hotel, a las 11:30 PM, el huracán Otis mostraba su furia”.
Míriam Serrano, otra asistente, describió: “El viento arreciaba. En el bus hacia el hotel, sentíamos cómo se sacudía. Vivir un huracán es aterrador”.
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Juan de Dios Magallanes, de la UAZ, lamentó: “No fuimos advertidos. Solo supimos por noticias y rumores. Protección Civil no activó protocolos”.
Efectivamente, Otis sorprendió. Evolucionó rápidamente a categoría 5. Los protocolos de emergencia no se activaron adecuadamente.
Las alertas
El 23 de octubre, Conagua señaló que Otis, entonces tormenta, se acercaba. El 24, anunciaron que impactaría como huracán categoría 4.
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Pese a advertencias tempranas, el mensaje urgente vino del presidente López Obrador a las 20:25. Alberto Rodríguez, experto de la UNAM, criticó la improvisación. “Era previsible”, señaló.
Protocolos ausentes
Turistas narran que hoteles no comunicaron riesgos ni aplicaron protocolos. En otras regiones, como Cancún, hay procedimientos establecidos para proteger a los visitantes.
Acapulco debe aprender e implementar tales protocolos.
Otis
Efectivamente, Otis sorprendió. Evolucionó rápidamente a categoría 5. Los protocolos de emergencia no se activaron adecuadamente.
